Comenzamos este lunes con fuerza, y con un post de Serafín Fernández (@SerafinCuidando) que deja claro que aquí todos tenemos mucho que aprender, pacientes, familiares y profesionales. Por ello, ¡No dejes de pedirlo! #recétameunlink, ¡No dejes de hacerlo! #recetalinks. Gracias Serafín por participar en esta campaña.
Llevo algunos años en esto del
Internet y su vinculación con la salud de las personas, y a pesar de que la
tecnología no dejar de ofrecernos “artilugios asombrosos” (por ejemplo,
los robot capaz de simular una conversación con una persona), me sorprende
que aquellas cuestiones básicas de la vida diaria no estén resueltas. Me
explico.
Serafín Fernández (@SerafinCuidando) |
Seguro que tú mismo, algún
familiar, un amigo, una vecina… ha consultado alguna vez en Internet cosas
sobre su salud (no puedes decirme que no que segura que te suena…). Esta
práctica diaria que en ocasiones podría resultarnos de utilidad (estar mejor
informados) puede convertirse en una tarea que nos vuelva un poco locos. Porque
en Internet no todo vale cuando hablamos de salud.
A veces, utilizamos el famoso
buscador para quedarnos con la respuesta que más nos gusta, aunque no sea la
correcta. Otras, buscamos información de foros y espacios de dudosa reputación
(pero eso no lo sabemos); y en ocasiones, si tenemos suerte, encontraremos una
buena opción pero quizás no la creamos. Y es que, esto de buscar
en Internet lo hacemos antes, durante y después. Antes de ir a mi
enfermera, después de ir al Fisioterapeuta, y si se tercia, durante mi visita
al médico. Conversar con los profesionales sanitarios sobre “esto me lo
encontré en Internet” o “eso no dice en Internet” es cada vez más frecuente.
Y claro, luego pasa lo que pasa. Estas
situaciones, que pueden acabar en conflicto entre pacientes y profesionales en
relación a recursos que pueden no ser fiables…. (“Yo soy el médico y usted el
paciente”, “quien va a saber más”, “es que el médico me dice que no mire en
Internet”, “la enfermera me ha dicho que esa página no es fiable”…)…no suelen
resolverse de manera favorable, cuando esos momentos deberían ser aprovechados para
el aprendizaje y la toma de decisiones de manera compartida. Porque todos
tenemos mucho que aprender. Un paciente puede conocer una página fantástica de
una Asociación de Pacientes que incluye recursos de calidad (que el profesional
no conoce). Y a su vez, la profesional puede compartir una información
publicada por ella misma y que ayudaría al paciente y su familia a conocer
mejor su enfermedad.
Además de ese proceso de
aprendizaje, “lo chulo” sería que todas esas webs o aplicaciones pudieran
ser incluidas en las recomendaciones del informe de alta, o como complemento
a un taller o aula de la Escuela de Pacientes. Entre todos y todas estaríamos
compartiendo, de una manera sana, didáctica y educativa, información fiable
sobre salud. Y es que, Internet también se llena de buenos espacios donde
consultar temas de salud que no pueden dejar de recomendarse. La Escuela de Pacientes
y la Red de Cuidados de Andalucía,
PiCuida, pueden ser dos buenos ejemplos para recetar ¿no crees?
¡No dejes de pedirlo!
#recétameunlink
¡No dejes de hacerlo!
#recetalinks
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