domingo, 18 de noviembre de 2018

Una década de médico en redes sociales: Salvador Casado @doctorcasado con @escpacientes en su #10añosdespués

Hoy entra en nuestro blog, un amigo, con el que hemos compartido espacios y reflexiones: Salvador Casado, el @doctorcasado, el médico descalzo. En este post, Salva nos adentra a estos 10 años de su papel en redes sociales, en su blog, en su cuenta de twitter, con su libro,.......y nos acerca a nuestro congreso #10AñosDESPUÉS que celebraremos el 14 de  dciembre. Muchas gracias Salva.

Cuando decidí empezar a escribir un blog?
Como médico practicante en abril de 2008, me empujó un gran impulso para salir de la práctica. Entonces, como ahora, era consciente de que ya no es posible mantener el mismo rol profesional como si nada hubiera cambiado. Saltar a la arena pública que ha abierto Internet no es una opción en una sociedad que ha dejado atrás su base industrial para establecerse en algo tan líquido como el conocimiento. Por el simple hecho de utilizar teléfonos móviles, motores de búsqueda, aplicaciones y redes sociales, ya estamos participando en este nuevo lugar que es el mercado. Si decidimos hacerlo de forma pasiva, de esta manera la red nos tratará. Si, por otro lado, nos arriesgamos a producir contenido de cualquier tipo, la red lo multiplicará y lo difundirá de una manera que nunca podremos imitar. En ambos casos el precio es alto: nuestra privacidad.

En todos estos años he tenido la opción de compartir innumerables ideas, reflexiones, evidencias científicas, narraciones y poemas ... que han abierto la puerta a conversaciones, personas, grupos y posibilidades. Con algunas excepciones (dando una charla o conferencia), no he ganado dinero con eso, pero tengo que admitir que el retorno de la inversión se ha producido en formas que generalmente son insospechadas. He podido hablar con muchos periodistas, colaborar en diversos medios, conocer ideas, foros y personas notables. También participé en cursos, charlas y talleres en los que compartí inquietudes, visiones y posibilidades. Al final, pude confirmar una vez más ese adagio que dice "hay muchos mundos, pero están en este". 

¿Valió la pena? La respuesta implicaría un juicio de valor, y realmente no quiero ir a juicio. Lo que puedo decir es que las escalas terminaron igual. En un lado hay muchas horas de reflexión, escritura, creatividad y trabajo. De esfuerzo, constancia, atención y estudio. En el otro, haber podido conocer y aprender de personas valiosas, haber escrito libros, producido documentales y videos, colaborado en proyectos innovadores interesantes, para promover conferencias científicas sin patrocinadores externos ... En resumen, creo que logré lo que Originalmente tenía la intención de salir de la consulta. Y al hacerlo, encontré a innumerables profesionales de la salud de diferentes perfiles y una sociedad cada vez más preocupada por su salud y sus dificultades para enfrentar la dificultad y la enfermedad.

Las redes han cambiado mucho en esta década. Es cada vez más difícil participar en conversaciones con personas ajenas a nuestros círculos de conocidos o nuestras ideas o intereses. Casi todos nosotros tendemos a relacionarnos con familiares y amigos de nuestra cuerda, con características similares, parejas e ideología. En mi evaluación hemos perdido mucho con esta tendencia. 

La tensión, los trolls y los insultos han aumentado. Cuando tuve que sufrirlo, admito que me sorprendió ver con qué facilidad las personas a las que consideraba serias y formales arrojaban piedras fácilmente ante hechos que juzgaban terribles sin tener los datos en la mano. Y muchas redes sociales están diseñadas como el circo romano, en el cual fue suficiente levantar el pulgar o bajarlo para decidir el destino de los que lucharon en el coso por sus vidas. Las redes acaban definiéndonos, pueden sacar lo mejor de nosotros y también lo peor.

Los profesionales de la salud nunca podrán competir con youtubers, celebridades, periodistas y tertulianos. Nuestra funcionalidad de liderazgo social se basa en la gran capacidad de servicio que desplegamos en lugar de en la visibilidad de nuestras opiniones sobre la salud. Muy pocos logran realizar actividades de difusión, divulgación científica o educación sanitaria en radio, prensa escrita, televisión o internet. Después de haber participado en algunos de ellos, conozco bien el trabajo y el esfuerzo detrás de ellos, por lo que admiro y valoro cada vez que un colega se pone de relieve defendiendo un mensaje de salud que lo merece.

Para mí es claro que la divulgación de la salud es un trabajo en equipo que se construye con los ladrillos que cada individuo contribuye lentamente a una estructura que no puede ver pero que intuye que es más grande que él mismo. Un trabajo que viene de lejos y que no se agotará en nosotros.


De esos cientos de profesionales de la salud españoles que hace diez años constituían la blogósfera de la salud, quedábamos pocos de nosotrosLa gran mayoría se cansó, cambió sus intereses o simplemente dejó de hablar. Muchos blogs dejaron de compartir contenido y muchos perfiles en Twitter y otras redes fueron silenciados para siempre. Al mismo tiempo, hubo innumerables viajeros que, sin participar, siguieron la evolución del primero, un papel que es fundamental en cualquier red social virtual que se respete. Y quizás el desafío todavía está aquí, en la capacidad de aumentar la comunicación haciendo que quienes permanecen en silencio en sus mesas se atrevan a salir a bailar en medio de la pista de baile. El resultado ha sido un cambio generacional incompleto porque aunque hay nuevos actores que producen contenido, el nivel de conversaciones no ha logrado emular el de aquellos pioneros que consideraron iguales a los fisioterapeutas, enfermeras, psicólogos o médicos que hablaron de salud junto con ellos. Al perder el valor agregado que la red trajo con estas conversaciones, es común que muchas personas valoren negativamente una fuente que en lugar de información de calidad vierte más y más ruido de fondo.

No me considero un ejemplo para nadie, sino una persona con suerte. Puedo decir sin vergüenza que tiene a su disposición miles de páginas de un blog que aún está vivo, cientos de videos , varios proyectos de colaboración, el documental Six Minutes y el libro Diario de un médico descalzo.Todas mis presentaciones públicas son accesibles a través de Internet y los artículos que he publicado en revistas científicas u otros blogs también. No es que todo esto sea muy valioso, solo estoy desechando el mérito de haberlo compartido. Lo que quiera hacer con eso ya no depende de mí, pero como médico no pude evitar elegir un camino que intentara buscar el bien social tanto dentro como fuera de la práctica clínica. Intuyo que si un número significativo de profesionales de la salud alguna vez se atrevieran a emularlo, habría un cambio significativo. Por ahora tendremos que esperar.

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